Una manera de aplicar las nuevas tecnologías en el campo es a través de la sensorización. Esta está enmarcada en el punto 2 “Mejora de procesos y puesta en valor”, como parte del “Proyecto Piloto participativo para hacer frente al Reto Demográfico a través de la expansión del tejido productivo local”.
Mediante unos sensores que nos miden la temperatura, la humedad e incluso la composición de minerales en la tierra podemos anticipar o actuar ante las necesidades del cultivo obteniendo mejores rendimientos. Estos datos, recogidos por los sensores, se envían a unas plataformas digitales en las que se planifica, monitorea, alerta y se analizan los datos agrícolas de manera más eficiente, proporcionando una visión holística que facilita la toma de decisiones estratégicas.
Esta actuación nos permite ser más eficientes aportando lo necesario al terreno y no contaminar, por ejemplo, por exceso de abono.
En las siguientes fotos aparece la base en la sensorización del proyecto, con los sensores que se repartieron por la parcela experimental (situada entre Enfesta y Vilameá, parroquia de Corneda, O Irixo):